Patologías

Dolor Articular

Dolor de hombro: Una de las más frecuentes son las luxaciones, tras ella estarían la rotura de los ligamentos y tendones, las calcificaciones y las artrosis.

Dolor de rodilla: La rodilla, es la articulación con mayor incidencia traumática, por lo cual la causa más frecuente es la artrosis.

Dolor de cadera: Es una articulación que soporta gran parte de nuestro peso corporal, soporta gran presión y desgaste. El dolor más frecuente es el causado por osteoartritis y artrosis y también la osteoporosis.

Dolor de facetas vertebrales: La artrosis facetaria se produce por el desgaste del cartílago de la articulación.

Dolor Espalda

Dolor lumbar: Es la patología que más frecuentemente tratamos en la Clínica del Dolor y una de las que causa mayor absentismo laboral. El dolor lumbar es multicausal, siendo las principales patologías que lo producen las hernias de disco, la artrosis facetaria o el estrechamiento del canal lumbar, que produce un atrapamiento de los nervios que transcurren por él. Cuando este dolor se extiende hacia las extremidades inferiores, hablamos de lumbociatalgia.

Dolor sacroiliaco: Es el que se localiza en los glúteos o nalgas, puede ser unilateral o padecerse en ambos lados. Este dolor suele estar causado por la afectación de las articulaciones sacroilíacas (unión entre el sacro y ambos huesos ilíacos). Los pacientes que padecen esta patología, suelen tener molestias o dolor en la zona inguinal, o en las extremidades inferiores. Se trata de un dolor que limita posiciones mantenidas, como la de estar sentado.

Fibromialgia y fatiga crónica

La fibromialgia es la segunda enfermedad reumática en prevalencia, únicamente por detrás de la artrosis. Afecta a entre un 2 y un 8% de la población.

La principal característica de la fibromialgia es el dolor musculo-esquelético difuso y crónico, no atribuible a patología articular. El dolor es más acusado en ciertos puntos conocidos como “puntos sensibles”.

Estos últimos criterios diagnósticos incorporan otros síntomas ya conocidos desde hace tiempo y que ayudan a completar el diagnóstico: fatiga crónica, alteraciones cognitivas, insomnio o sueño no reparador, dolor abdominal bajo, depresión y cefalea. Se trata de un síndrome complejo para el que no se dispone de una prueba diagnóstica específica o de un marcador fiable.